En el jardín de mi alma, rosas ansiosas por amar,
brotan con espinas listas para hacer sangrar.
Remolinos de duda, tormentas de pesar,
¿Me ama de verdad o solo me quiere usar?
Su cercanía, es fuego que me envuelve y quema,
acelera el ritmo de mi corazón, lo llena,
lo ama y lo abraza para luego vaciarlo por completo,
un vacío que me consume, un dolor tan discreto.
El miedo, un velo que cubre la verdad,
mezcla mentiras con lo que siento, es una trampa mortal.
Consume la fuerza de mi resistencia, me obliga a amarlo,
me llena de ansiedad, me deja sin control.
Entregarme, parece irresistible,
pero todo tiembla a su lado, la angustia persiste.
Mi corazón aún recuerda a quien dejé en aquel jardín,
un dolor silencioso, un amor que quedó sin fin.
Cuanto llanto me costó olvidar, cuánto esfuerzo hice,
para borrar las huellas de un amor que ya no existe.
Dos adultos, con experiencias tan distintas,
él, un mar que ha vivido muchas cosas, yo, una ola que surge y comienza a vivir.
¿Es posible convivir? ¿Se podrá construir un puente?
Entre la experiencia y la inocencia, la duda se siente.
¿Podrá resistir mi alma el peso de este amor?
¿O se hundirá en la oscuridad, como una flor que se marchita sin sol?