Hernán Mejía Silva

DIÁLOGOS DE MADRUGADA

Había despertado,

ahora era fuerte,

podría escribir…

las cosas son tan distintas a las 3 de la mañana.

 

Recordó lo que había soñado,

aún estando débil para describir,

la ilusión que de su corazón siempre mana…

en un latido diferente.

 

Eran las cuatro exactas,

el conticinio y sus pautas,

dormitaba entre los verbos,

sentido ambivalente, dividido en dos.

 

Había llegado el momento,

saldría el sol con su estruendo,

falsamente contento,

irrespetuoso del cuento,

que ya no recuerdo…

y que por atemporal,

ahora nunca tendrá un final.