EmilianoDR

_Lavatorio de los pies_

 

_Lavatorio de los pies_

 

 

Se arrodilló el Maestro,

sin corona ni trono.

Tomó la toalla y el agua

como quien toma el cielo

para ponerlo en los pies.

 

Uno a uno, los miraba

con ternura y sin juicio.

No lavaba la suciedad:

lavaba el orgullo,

la prisa,

el poder.

 

Y en cada gesto humilde,

iba diciendo:

—Así se ama.

Dando respeto.

Desde el alma a pies cansados y agrietados.

Como los suyos….

 

El lavado de los pies. El huerto y la copa. El beso y la traición. La cruz y el silencio. La piedra y la espera. El alba y la herida abierta siguen la secuencia en el tiempo del sublime sacrificio.

 

EmilioDR
4/17/2025©℗®