Gustavo Echegaray

NO LO VEN

Jesús camina solo,

se le ve cansado.

Se sienta en una banca

solitaria del parque,

con un saco raído

y sus manos con hueco

que murmuran “ya basta”.

 

Tiene los hombros rotos

de tanto cargar culpas

y miserias ajenas,

pero no dice nada,

no exige nada.

Jesús solo espera.

 

Está en la puerta de los templos

donde los viejos rezan

donde las mujeres  lloran,

donde todos se persignan;

pero no lo ven.

Como siempre.

 

Lo saludan con flores,

con cirios encendidos

este jueves, este viernes,

hasta el domingo,

pero no lo ven.

Y lo olvidarán el lunes.

Como siempre.

 

Yo lo vi llorar

en una esquina,

con la cruz en la espalda

y una espina clavada,

en el alma del mundo.