No pido tregua a lo que en mí reside,
mi ser así se forja, sin doblez que lo bride.
La verdad en mi labio florece sin dudar,
y mi instinto ancestral no sabe cómo callar.
Ayer, tu aura ignota, cual lumbre fugaz,
encendió en mis entrañas un fuego tenaz.
Ese sexapil tácito, misterio sin par,
despierta en mi espíritu un ansia singular.
Tus ojos, nebulosas de un cosmos secreto,
donde la gracia y la fuerza hallan perfecto decreto.
Tu voz, eco distante de un edén prometido,
en mi alma resuena, cual sueño escondido.
Mi mente, cual errante cometa en la noche,
a senderos vedados se lanza sin reproche.
Tus movimientos, ondas de un río sereno,
desvelan en mi pecho anhelos que no freno.
No busco ultrajar, Mujer, mi sentir es genuino,
mas la fuerza que emana tu ser es divino.
Eres astro que irradia fulgor peregrino,
ante el cual mi razón se torna peregrino.
Que el respeto nos guíe en este encuentro fugaz,
mas sepas que mi espíritu no puede aplacar
la intensa atracción que tu presencia teje,
un lazo invisible que mi alma siempre añeje.
JTA.