¡¡FLOR QUE MAL NACISTE!!
Tengo una soledad tan concurrida dijo el poeta
que ni CIEN AÑOS DE SOLEDAD LA LLENARÌAN.
Necesito sentir el aire fresco de la pradera
como cuando llega una nueva brisa, vestida de mujer
corriendo con su falda de muselina, que no cubren sus rodillas
y una blusa de seda blanca desabrochada.
Tengo una soledad tan concurrida dijo el poeta, y necesito el aire fresco del campo,
y en esa antología al pie de los versos de Cortázar dice algo así, flor qué mal naciste...
y yo la conocía de niña, mi padre me la contó para que la entendiera.
En el campo nadie poda lo agreste y mueren animales y nadie se entera, porque están
, alejados de la ciudad.
Me dijo se había muerto una vaca
pasaron muchas lluvias, tormentas , veranos y primaveras
Esa vaca de huesos blancos, gastados por el tiempo tenía sus dos cuernos
los cuencos que fueran sus ojos, mi padre seguía su relato.
Por ese lugar paso un campesino, poeta y dijo¡¡Flor que mal naciste, que naciste con la muerte,
arrancarte sería matarte y dejarte sería dejarte con la muerte.
Y era una niña y me la aprendí de memoria.
Esa breve historia es toda una gran metáfora.
Los grandes poetas de la historia se lo atribuyen a al poeta Quevedo, pero como lectora del los antiguos relatos
creo que le pertenece al Buda dado como ejemplo a sus discípulos.
La metáfora sería el breve límite entre la vida y la muerte, entre la verdad y la mentira
Y este es el poema:
¡¡ME IRÈ!!
Me iré de esta tierra, que todo me ha quitado,
y enterrarán mis despojos y mis huesos congelados
en los tumbones azuloso de arena triste
llenas de infinitas amarguras y destrozos.
Pasará una negra nube por llover
y caerá su gracia, de sus cornisas rocosas y tal vez
alguna lágrima de clausura de lo que fueran
gorriones, golondrinas o flores
de la muerta primavera,
será mi sombra solitaria por la estepa.
Mis labios están secos y marchitos
de besos y caricias porque ya murieron
en las tardes de soledades y desiertas.
La nube densa y pesada derramará
una lágrima de piedra oscura.
No es rocío donde duermen mis rosales.
Mueren mis rosales en los viejos muros,
mueren en el destierro de mi aliento.
La lluvia es la sombra
de cientos de lágrimas.
Me fui perdiendo en el viento
deshojada como en el otoño.
Ciento de hojas ambarinas en el suelo
donde deje mis pisadas,
donde dejaste tus rosas marchitas y mojadas
en la enredada tristeza sonrojada,
esa nube negra llena de lágrimas.