Te agradezco por los momentos vividos,
de situaciones que nunca borraré de mi mente,
nuestras aventuras en el extranjero,
paseando por aquellas hermosas avenidas,
de tantas ciudades que exploramos juntos,
de verdad, fui muy afortunado.
Y gracias por esos instantes,
de veranos junto al mar,
compartiendo el amanecer,
disfrutando de un delicioso café,
qué experiencia tan maravillosa fue.
Desde que te has ido,
me despierto solo y el día es sombrío,
cuánto deseo escuchar tu risa,
y me miro en el espejo con tristeza,
siempre pensando en ti.
Sin embargo, gracias por los momentos,
siempre lleno de entusiasmo contigo,
solo pensaba en la forma en la que te amaba,
viví y aprendí tanto a tu lado,
hoy sé, que no sentías lo mismo,
y, aun así, te extraño profundamente.
Gracias por esos recuerdos,
de cómo caminábamos abrazados,
en cualquier sitio y en cualquier momento,
las aventuras que vivimos,
bajo el sol, la lluvia y el frío.
Gracias por los recuerdos,
de las cartas que rompí,
de la música que disfruté,
esta noche, mientras reflexiono,
necesito de una canción romántica.
Quedaron atrás aquellas noches en Boston,
cuando íbamos juntos al teatro,
y ahora que empieza la última escena,
deseo que estuvieras a mi lado.
Sé que es un mito,
que jamás lloran los hombres,
mi amor, eso es falso,
lloro por ti cada día.
Teníamos nuestro refugio de rosas,
pero olvidamos que las rosas se marchitan,
así es el destino y debemos aceptarlo,
por eso, te agradezco por los recuerdos.