Fatuo sea el sueño eterno,
la voz que andó en la caverna
libre, vuela en el firmamento.
Ahora las estaciones tienen zapatos,
y las otroras alas de mármol
mutan en bruma de brisa.
Los cuadros del palacio
se aparean con las ruedas
engendran mestizos sin sombra,
no son ni progenitor ni progenie.
Vástagos que prefieren ser bonsai
en océanos de coloridos árboles.
¿El cincel grabó en hueso
o solo es hambre pasajera?
En la lágrima se dibuja esperanza
redil donde la sangre clama
¡cuando la luz sea eco!
el Quijote, seguirá sonando.