Salva Carrion

¡Oh!, Luna de triste saeta

 

¡Oh!, Luna de triste saeta,

acoge la Semana Santa,

de luceros a los que canta,

que con el alba los oculta

y en la hora azul los resucita.

La pasión del paso primero,

va con el Jesús lastimero,

descalzo, con su cruz al Gólgota.

 

¡Oh!, Luna de triste saeta,

en la noche de pasión muerta,

abraza las penas con luz,

quejío del pueblo andaluz.

La procesión en duelo avanza,

entre los rezos de esperanza,

sones de tambor y trompeta,

al compás de la marcha lenta.

 

¡Oh!, Luna de triste saeta,

que esparces el agua bendita

sobre el ingrato pueblo entero

del flagelado carpintero

que acompaña la caminata.

¿Quién la sangre y sudor le quita,

con paño de buen costalero,

a ese rostro duro que espanta?.

 

¡Oh!, Luna de triste saeta,

apacigua esa dura afrenta

del suplicio del Redentor,

que muestra su tenso dolor

ante el público pecador,

con las espinas en su testa;

por las calles de triste fiesta,

por las calles de triste gesta.