Hernán Mejía Silva

CON VISTA AL JARDÍN

Llegó una voz del pasado,

en su estela una risa orbitaba,

pertenecía a un ente extraño,

reflejos de cuando el espejo hacía daño,

y de su delicadeza se olvidaba,

por nunca haberse amado.

 

Desde un sueño observa,

la distancia le da su reserva,

ahora es un daltónico testigo,

embelesado más que silente… por estar vivo.