Ya está escrito el verso final,
ese siemprebuscado,
aquel nuncahallado.
Que no se quede solo
en el silencio
tras mi pronta partida.
Que sus huellas
no sean el único reflejo
de mi pasado.
Que su espíritu
no abandone la herida
de mi costado.
Ya está escrito el verso final.
Su aroma tizna ya el aire.
¡Líbrele Dios de todo mal!