Por si algún día te preguntas qué sentí…
Dicen que el amor llega cuando menos lo esperas,
pero a veces… también se va,
aunque uno se quede.
Tú, con tus miedos vestidos de independencia,
con tu escudo de “no estoy lista”,
y yo…
yo sin armadura,
pero con el alma abierta.
Te ofrecí mis ganas de quedarme,
te ofrecí mi cariño sincero,
mis abrazos largos y mis mensajes tontos.
Te ofrecí ser más que un “aquí estoy” en silencio:
quise ser ruido bonito en tu vida.
Pero tú…
tú solo querías compañía sin compromiso,
besos sin preguntas,
miradas que no se repiten.
Y yo no quería eso.
Yo quería más, quería algo sincero
Quería tomarte la mano sin que te sintieras atrapada
quería construir algo que no se desmoronara con el viento, quería más que eso…
Pero no estás lista.
Y no soy quien para forzar el reloj de tu alma.
Solo duele…
que mientras tú huyes de lo que no entiendes,
yo corro hacia lo que tú no quieres.
Y aquí estaré luchando por tu amor imposible.
Tú no estás lista para querer,
y yo ya te quiero demasiado.
Así que sí…
puedes llamarme “amigo” si eso te hace sentir mejor,
aunque en mi pecho yo te guarde como amor.