Hoy desperté sobre mi propio llanto,
acíbar amargo del frenesí del alma
Notas acerbas de un lejano canto,
dispersas se llegan hasta mi ventana
Quise ser feliz a la vera de tu prado
pero no fue posible alcanzar la dicha
El amor necesita a dos enamorados,
es lo correcto, la ecuación lo amerita
Nunca pude entrar en tu corazón
y probar las mieles de tu sentimiento
Pese a las ganas y la buena intención
es improbable que un amor ya muerto,
recobre en su esencia una vaga ilusión
y pueda resurgir a pesar del esfuerzo.