Hoy, ráfagas de pasión inundan mi ser, con amor.
No deseo apasionarme con, esos ojos esmeralda.
Intento olvidar su profunda mirada y tengo temor.
Quiero honrar mis pasiones, sin darme, la espalda.
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Amor, le he dicho y se lo diré, a sus pies rendida.
´Déjame que te vea’, cómo la Crisálida, sin nacer.
Cómo la Crisálida que, despacio se abre, a la vida.
Te quiero, muy cerca, para ver este amor florecer.
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Déjame que te mire, como mira, el Sol a su Luna.
Déjame que te mire, cómo mira esa Luna a su Sol.
La paz del amante, es tener su estrella y, solo una.
Amar, no es fácil y cada quien, deber asumir su rol.
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¡En el amor sano, no hay falsías, ni tratos ultrosos.
Los amantes, uno al otro, han de ser respetuosos!