Aquí desde mi herencia,
en latitud y longitud,
siento la ausencia,
en los siete mares,
donde no estas, y tu
oyendo extrañas lenguas,
todas ya son mias,
pensando en cualquiera,
enrendando tu vida,
mi amor, estas muy inquieta,
mientras mi mundo gira,
y desde este edificio,
que llamamos el cielo,
en el séptimo piso,
te entrego mi amor eterno.