EDGARDO

Tatuada en mi

Hoy te sentí más mía que el alba en mi ventana,

más que el pulso que late cuando pronuncio tu nombre.

Doy gracias a Dios por este amor que germina

como semilla eterna en el barro del hombre.

 

Hoy el tiempo fue un pájaro que olvidó sus alas,

se hizo instante eterno, suspiro clavado en placer.

Nuestras almas fundidas son dos velas paralelas

que alumbran el mismo altar con su lento arder.

 

Corazones unidos, casi estallando en cosmos,

lengua de antiguos secretos que solo el tacto entiende.

Tú en mí, yo en ti: tatuajes de alquimia perfecta,

sello que ni la muerte con su hielo desprende.

 

Gracias, amor, por revelar lo que el espejo callaba:

que fui tu destino escrito en tinta invisible.

Que me esperaste en cada invierno sin quejarte,

amándome en silencios, con fe indestructible.

 

Hoy puedes gritar al mundo que tu amor me corona,

que en tu pelo de amapola anida mi eternidad.

Dunia de los Ángeles, niña hecha mujer hermosa,

tu callar fue poema que trascendió la realidad.

 

Hoy y siempre, prenda mía de piel y milagro,

mi norte en el desierto, mi canto en el silencio.

Eres el verso que mi sangre tatúa en el tiempo,

y el \'amén\' que derrota al tiempo con su aliento.