Una alabanza sincera,
propia de la primavera,
loa la Semana Santa
viendo el Cristo de la cama
bajado con escalera
y limpia sábana blanca,
de la cruz que nos difama
hecha de tosca madera.
Al descender, en la tierra,
las armas de la guardia armada,
golpes dan en la tarima,
amputando los silencios,
llenando el recogimiento
con gritos de filo homicida.
El entierro es el comienzo
y días de recogimiento
traerán el Domingo Santo.
¡ La pasión se habrá agotado.!
¡ La fe dará cumplimiento
al esperado momento
de ver la muerte apartada
y Cristo resucitado.!
JOSE ANTONIO GARCIA CALVO