karonte

ESPIRAL

Uno,
Uno.
Todo empieza
con un simple latido,
un eco que se dobla en el vacío.
Nada es simétrico al principio,
el universo se ensaya en su tambaleo,
germinando caos que florece en armonía.

Uno y uno hacen dos,
y el dos abraza al tres,
y el cinco nace en el cruce del viento
donde el oro se curva sin querer.

Oro: la proporción divina,
el espiral de conchas y galaxias,
de girasoles, tormentas,
y la mirada de quien ama sin medida.

Cada paso suma el anterior,
cada herida deja su lección,
y el alma, al contar sus ciclos,
descubre que el arte vive en la adición.

Creces no solo hacia adelante,
sino hacia atrás, hacia dentro,
como la rama que vuelve al tronco,
como el mar que recuerda al río.

Así se forma el destino:
en secuencia, en repeticiones sagradas,
donde todo parece azar…
pero nada está fuera de lugar.