EL PESO DE LA VERDAD
Los días se apagan entre sombras y luces,
un secreto hiriente que nunca se induce.
Miro a mi familia con ojos de temor,
cada sonrisa oculta un profundo dolor.
La culpa me abraza, una sociedad fría,
en mí se ahogan los sueños de alegría.
Ese pecado que solo Dios conoce,
es un fardo que a mi ser desgoza.
Pero el deseo de salir de esta niebla,
es más fuerte que el temor que me celebran.
Quizás un día, con valor y ternura,
abriré mi alma y hallaré la cura.
© Corazón Bardo