~ * ~Sinopsis:
~ * ~David de la Fuente va en busca de buena suerte, ya que, el temor y la mala suerte se aferran por sus días de mala suerte…
Sucesos:
David de la Fuente es un hombre tonto, lerdo y estúpido. David de la Fuente es un hombre rubio, de ojos de color azul y tez de porcelana. David de la Fuente cuando pequeño siempre se golpeaba con cualquier mesa, escalera o cualquier estorbo que tuviera enfrente. David de la Fuente solamente decía -¨¡Ops!¨- y seguía hacia adelante como él podía con todo y dolor en sus piernas por haberse tropezado con una mesa. David de la Fuente no es un hombre corpulento, fuerte, decidido, tenaz, pero, es un hombre enclenque, delgado, alto y, sobretodo, inteligente, aunque, lerdo, tonto y estúpido es. David de la Fuente va de camino en busca de un trabajo como escritor de periódico, exactamente, en el periódico ¨La Muerte Es¨, el periódico, aunque, tiene un título muy tenebroso es lo último que ocurre en el pueblo: la muerte. A David de la Fuente le gusta escribir noticias de deporte, de farándula y de estilo y moda, pero, nunca se imaginó que tendría que escribir alguna vez acerca de la muerte. David de la Fuente va en busca de trabajo en ese periódico, pero, de frente le cruza un gato negro. David de la Fuente no cree en supersticiones ni en mala suerte, pero, la vida juega un papel importante cuando se enreda la vida, la muerte, y poder sobrevivir en la vida como cualquier ente sin mala suerte. La vida transcurre normalmente. David de la Fuente va y viene de su entrevista laboral en el periódico ¨La Muerte Es¨ y le otorgan el trabajo temporal por una mujer con licencia de embarazo. La vida es trascendental, pero, muy eficaz cuando irrumpe el deseo de sobrevivir en una vida llena de vicisitudes y de mala suerte. David de la Fuente recorre de punta a punta los cubículos como se labora en el periódico ¨La Muerte Es¨. Uno de los trabajadores le dice a David de la Fuente que… -¨Oye, aquí se escribe de la muerte y nos morimos de un susto con tanta sangre que exprime el periódico…¨-. David de la Fuente no hace caso al comentario, pero, aquel gato negro que le pasó de frente y dicen por ahí que son siete años de mala suerte, ¿será verdad? David de la Fuente va a realizar su labor como escritor en el periódico ¨La Muerte Es¨ y comienza su escrito diciendo que… -¨La muerte petrifica, la muerte es y es la hora que te llega sin avisar porque es la muerte la que no avisa…¨-. El director del periódico lee la primera oración del escrito de David de la Fuente y sin dar oportunidad prescinde de sus servicios en el primer día y es el primer despido para David de la Fuente. David de la Fuente va de camino hacia su hogar sin dinero, sin alimento, sin fuerzas, enclenque, lerdo y tonto como siempre y el gato negro vuelve, otra vez, y le cruza por enfrente y maldice a ese gato negro cuando la vida juega un papel importante y es que a la vida nada ni nadie le puede ganar. David de la Fuente recorre de punta a punta, de esquina a esquina la avenida en donde reside y no se atreve a entrar a su hogar cuando, de repente, se sienta en un banco en el parque que tiene frente a su residencia y es que David de la Fuente piensa en un futuro sin deparar y sin venerar porque el gato negro lo piensa en su mente y se dice él que… -¨todo fue culpa de ese gato negro que me cruzó frente a mí…¨-. La vida para David de la Fuente sin ser supersticioso ni creer en la mala suerte se debate a enfrentar un fracaso más entre la espera inesperada de una vida de trabajo. David de la Fuente, sólo, pretende laborar como escritor de algún periódico, pero, la vida socava y solapa dentro de su propio porvenir dejando la vida ebria sin razón y sin corazón. David de la Fuente se atormenta, se frustra y la frustración es no querer seguir hacia adelante cuando no tiene apoyo, confianza y lealtad de una mujer, la cual, no tiene en su hogar porque él es solitario, un hombre sólo, sin amor, sin mujer, sin hijos, soltero y sin nada. La vida siempre le dio tropiezos, pero, no aciertos que veneren y que pueda ser feliz para siempre sino que la vida le frustró la vida y la vida, sólo, le dio fracasos sin tiempo, en soledad, pero, con un corazón noble y bondadoso que solamente quería amar, ser amado y tener un trabajo fijo.
David de la Fuente, por fin, entra a su hogar después que estuvo pensativo sentado en el banco en el parque que tiene frente a su hogar. La cocina está vacía y sin alimento alguno. La mesa para dos personas se encuentra vacía y sin persona alguna. La habitación es una cama fría en soledad, pero, con las sábanas limpias. La casa grita soledad y el silencio es aterrador como aquel periódico llamado ¨La Muerte Es¨ y se dijo David de la Fuente que… -¨¡qué vida aterradora…!¨-. La vida para David de la Fuente fue llena de soledad cuando cocina un plato de pollo guisado con arroz blanco y la sal cae sobre la mesa. David de la Fuente dice que… -¨¡ay! otra vez, no…¨-. La sal cae disuelta, en trozos pequeños cuadrados, sin color y sin brillo sobre aquella mesa vacía sin dos personas que ocupen la mesa. David de la Fuente no supo cómo enfrentarse a la superstición de la sal sino que la pasó desapercibido tomando en cuenta que ya su vida era un fiasco vivido, autorretratado y, más que eso, una insostenible vida. David de la Fuente se sienta sobre la mesa con sal derramada y zampa el plato servido de un pollo guisado con arroz blanco. La vida para David de la Fuente, un hombre enclenque, lerdo, tonto y estúpido se debate en sólo pensar qué hará su vida sin trabajo, sin sustento, sin compañera, sin amor, sin hijos, sin nada porque la vida no le dio ni le otorgó felicidad. Y, ¿qué le sucede a David de la Fuente después de derramar sal en la mesa? Lo que le sucede a David de la Fuente es más mala suerte, frustración, fracasos, mala vida, sin porvenir, sin prosperidad, sin dinero, sin amor y sin compañía con qué vivir. David de la Fuente se encierra en su propio mundo demostrando que sí se puede salir a flote, sólo, pensando e imaginando cómo poder sufragar su propia vida y existencia. David de la Fuente piensa ser como un ente pensativo, inteligente, transigente y con un corazón muy bondadoso. David de la Fuente cree, imagina y sustenta que su mundo es imaginario y muy inadecuado, pero, la realidad es la frustración y el fracaso. La vida para David de la Fuente es real como fue el derramamiento de sal en la mesa donde se sentó a comer y a zampar lo que cocinó. Aquella noche del derramamiento de sal en la mesa no pudo unir a los ojos en señal de conciliar el sueño sino que deambula sonámbulamente por toda la casa y quiso pensar en su vida, en su trabajo, en su vida amorosa, la cual, no tiene y en un futuro lejano, el cual, le daría un tiempo para poder pensar e imaginar cómo será su vida después de un fracaso fatal y una frustración de un desenlace terrible como lo fue el despido en el periódico ¨La Muerte Es¨. La vida para David de la Fuente fue suprimida, insípida, adolorida y frustrada cuando no tiene la valentía por ser un hombre tímido, enclenque, lerdo, tonto y estúpido en la vida automatizando la espera de un nuevo comienzo sin mala suerte en su porvenir. Y, ¿qué le sucede a David de la Fuente después del derramamiento de sal sobre la mesa? Lo que le sucede a David de la Fuente es que a la mañana siguiente va a encender el automóvil para salir de su hogar a comprar víveres y no le enciende el automóvil, es la gran mala suerte dice David de la Fuente, entonces, tiene que ir a pie al supermercado para abastecerse de comestibles para poder sustentar su vida con el poco dinero que le queda del trabajo anterior. David de la Fuente va de camino por la acera pensativo, frustrado, con un fracaso entre las manos y una decepción automatizada en la espera inesperada de querer salir airoso y sustentar su vida, pero, la vida juega un juego importante y es que nadie le puede ganar a la vida. La vida es incierta, pero, muy impredecible en vivir y poder ser feliz. David de la Fuente piensa de camino al supermercado.
David de la Fuente va de camino al supermercado en busca de víveres y comestibles para poder sustentar su vida, pero, no sabe una cosa: en la acera hay una escalera de un albañil laborando en una casa contigua a la de David de la Fuente. David de la Fuente, pensativo, hablando en soliloquio, perdido y sin razón, va de camino abajo la senda y pasa desapercibido por debajo de una escalera y dicen que es superstición y mala suerte pasar por debajo de una escalera. David de la Fuente, sin percatarse ni aferrarse a la idea de que está pasando por debajo de una escalera, pasa y le cae la mala suerte y se dice ¡Ops! Y, David de la Fuente recordó cada vez que se tropezaba cuando pequeño que decía esa palabra, era como no haber crecido nunca porque su niñez y su niño interior quedó por siempre arraigado en su corazón. David de la Fuente tropieza y pasa por debajo de la escalera sin mirar, sin percatarse y sin pensar en el suceso que le estaba ocurriendo en esos mismos instantes. La vida de David de la Fuente fue frustrada, un fracaso y una vida infructuosa siempre con la mala suerte sobre sus costados y sobre sus hombros el peso de la vida irrumpiendo siempre en el altercado frío sin saber si tendrá acierto, éxito o fracaso. La vida de David de la Fuente fue incierta y todo porque él pasó por debajo de una escalera solapando la mala suerte en creer que nunca se espantó de su vida. La vida para David de la Fuente, por pasar debajo de una escalera, sucumbió, petrificó y atormentó su instancia, su vida, su esencia en tener siempre la mala suerte con supersticiones tan viejas del mundo que quedó petrificado en una espera en obtener buena suerte. David de la Fuente no le teme ni es pavoroso con las supersticiones, pero, la vida juega un papel importante y es que en la vida nadie le puede ganar. ¿Qué le sucede a la vida de David de la Fuente después de pasar por debajo de la escalera? David de la Fuente pernoctó en el supermercado a comprar víveres y comestibles para sustentar su propia vida, pero, en el camino se da cuenta que no tiene las llaves de su hogar y dice -¨¡Ops!¨- David de la Fuente tropieza nuevamente con la escalera en el camino de aquél albañil que hacía su trabajo casi al lado de su hogar. David de la Fuente tropieza nuevamente con la escalera con la cabeza baja hacia un destino impetuoso, pero, infructuoso por lograr buena suerte en su vida y sin lograr queda fuera de su hogar sin tener las llaves de la puerta principal de su residencia. David de la Fuente va caminante, fulgurantemente y penitentemente tranquilo, aunque, la mala suerte le ha llegado por encomienda de una superstición por pasar por debajo de una escalera, la más mala suerte que ha podido tener por llegar a su residencia sin llaves. David de la Fuente recalca su decepción por mala suerte y por tentar la vida cuando la vida juega un juego importante y es que nadie le puede ganar. La vida para David de la Fuente fue siempre tener mala suerte, pero, al buscar a la mala suerte, sólo, le pareció trascendental, inocuo e inoportuno en un momento cuando la mala suerte derriba tener buena suerte. La vida para David de la Fuente fue siempre querer tener buena suerte, pero, la vida le juega un juego importante y es que la vida a nadie le puede ganar y así lo entendió David de la Fuente cuando llega a su residencia teme con la mala suerte que le ha pasado no poder entrar por la puerta principal y todo porque no tiene llaves. La vida tienta con el juego que juega pertinazmente, suspicazmente e indeleblemente sin borrar ni tan siquiera tachar sino que con toda verdad se aferra a obtener buena suerte, a pesar de toda la mala suerte que le ha caído encima. La vida comienza desafortunadamente a irradiar mala suerte cuando más perece con la mala suerte.
David de la Fuente pernoctando en su residencia un sábado y escribiendo en escritorio una historia porque él es escritor yace atormentado por la sed embriagante de su propia lengua en tomar agua fría para calmar la sedienta sed. La vida para David de la Fuente es escribir una historia para poder ser publicada y ser reconocido como un escritor de historietas, pero, en realidad, la musa y la inspiración se ha marchado lejos de la mente de David de la Fuente. La vida para David de la Fuente marca trascendencia, ineptitud sin actitud ni aptitud cuando es un hombre enclenque, débil, lerdo, tonto y estúpido, pero, la historia en la historieta va viento en popa sucumbiendo en un trance de musa inspiradora cuando atrapa la imaginación, pero, su pasión lo llama ser un escritor lerdo, tonto y estúpido. La vida para David de la Fuente es estar sentado frente al escritorio escribiendo la historieta para luego sucumbir en un trance directo cuando un muerto tiene sed y cae desde el vaso de agua que David de la Fuente desea tomar una gota de agua en el suelo. Y, David de la Fuente dice por infinita vez -¨¡Ops!¨-, y se dice que si cae una gota de agua en el suelo de tu vaso de tomar es que era un muerto sediento que necesita agua para tomar y que tiene sed. A David de la Fuente le llegó la musa inspiradora en crear la historieta titulada ¨Un Hombre que Tiene Sed¨, y que desde ultratumba tiene sed, que toma agua sediento y abasteciendo su sed desde el vaso de agua de un escritorio. La vida de David de la Fuente se mortifica, se electrizó y se convirtió por tanto y por todo que después de una magistral escena en la historieta de su autoría creería que todo va normal, hasta que le sucede lo peor a David de la Fuente. ¿Y qué le sucede a David de la Fuente?, pues, su forma y manera de creer que la historia que escribió es auténtica, fabulosa e inédita se va conformando en hacer creer en su mente que es el poder de la musa e inspiración en haber creado tal escrito o historieta para un nuevo periódico en la zona de ese pueblo donde reside David de la Fuente. La historieta de David de la Fuente, con buenos fundamentos, palabras reales, con buena sintaxis y ortografía va de rumbo y en una buena dirección en otorgar su historieta a ese nuevo períodico de la zona donde él reside. La historieta de David de la Fuente titulada ¨Un Hombre que Tiene Sed¨ era una obra de teatro llamada ¨El Fantasma que tiene Sed¨, por ende, ni la publicaron en el periódico ni la reseñan ni la editan ni tan siquiera la lee el director del periódico nada más que por su título creyó el director del periódico que era un total plagio a esa magistral obra titulada ¨El Fantasma que tiene Sed¨. David de la Fuente por marcharse de la oficina del director sin antes expresar su sentir, sólo, le dice -¨¡Ops!, lo siento mucho, pero, mi obra trata de…¨-, y el director sin antes dejar de terminar sus palabras le canceló toda publicación a David de la Fuente. Y David de la Fuente se dijo como infinita de veces -¨¡Ops!¨-, que la vida le ha dado muchos tropiezos, muchos desvanecimientos, y mucha destrucción total. David de la Fuente fue siempre el escritor más relevante, más real con una buena historieta entre sus manos, pero, a la verdad que nadie le agradó ni al director del nuevo periódico ni a nadie después de la vergüenza que ha pasado con su nueva historieta. David de la Fuente, hombre alto y enclenque, lerdo, tonto y estúpido se debate en una sed embriagante de sospechar de que ese muerto no le dio ni le otorgó la buena suerte que esperó el escritor desde el escritorio cuando escribió la historieta más importante de su cruel y mala suerte de una vida con frustración, fracasos e infructuoso mal momento de una mala suerte y que él sabía que le llegaría con su linda historieta.
David de la Fuente por llegar a su residencia a tomar café después de un atardecer lluvioso y mojando papeles con su linda historieta, sólo, la dejó con papeles mojados encima de su escritorio. La vida de David de la Fuente, y su historieta titulada ¨Un Hombre que tiene Sed¨, quedó devastado, adolorido, y muy atraído por la forma en que la escribió, aunque, lloró un tormento como esa lluvia en el atardecer, sólo se dijo infinita vez que… -¨¡Ops!¨-, y se tropezó con un gigantesco espejo que yace en el interior de su residencia rompiendo en pedazos. Y David de la Fuente, otra vez, con la mala suerte a sus costados, por irrumpir en el deseo, en la salvedad y en la intemperie como una cruel barbarie y se dijo infinita de vez que… -¨¡Ops!¨-, y cayó el espejo en pedazos derribando una mala suerte a sus espaldas tomando en cuenta que ya su vida estaba deshecha, destruida, devastada y muy inestable. David de la Fuente quedó recogiendo cada pedazo de ese lindo espejo del suelo en su residencia. David de la Fuente quedó automatizando la espera inesperada en dar una sola solución al problema o el dilema de la mala suerte. David de la Fuente, sólo, creyó que su vida era en caer sólo en las manos de la mala suerte, pero, aunque, no era así, él creyó que sólo era una brujería y que él está pasando algún -¨Fufú¨-, hechizo, brujería o algún mal de ojo. David de la Fuente creó una psiquis en su propia psicología y creyó que le estaban haciendo un ¨Fufú¨, para la buena suerte y nada más que en la mala suerte. David de la Fuente pasó toda su vida en formar su esencia, su capricho y su insistente valentía en ser un buen escritor y eso a nadie le importó, y dice él. A David de la Fuente se le acaban sus ahorros del trabajo anterior, y ya que su insistente capricho, y exótico porvenir, sólo, le dejan ver el silencio automatizando la única espera inesperada de creer que su rumbo y su dirección quedan sin salvación alguna, cuando perece su historieta, pero, no en el nuevo periódico sino bajo la lluvia con papeles mojados y empapados por una lluvia en el atardecer que se cree que eran las lágrimas de David de la Fuente, pero, él nunca lo creyó así, sino que sólo era lluvia de un cielo gris. ¿Y qué le sucede a David de la Fuente después de ese espejo roto?, pues, en el ánimo y más en el tormento cae enfermo y en cama con una alergia en su nariz. El hombre llamado David de la Fuente es un hombre alto, enclenque, lerdo, tonto y estúpido. Él se aferra a su fe en creer sólo en un Dios que le parece que no lo ve, no lo escucha ni lo ayuda en nada. David de la Fuente cae enfermo en cama y cree que es su último suspiro, su último aliento y su último respiro en ésta vida que no le ha dejado nada. David de la Fuente es un hombre alto, enclenque, lerdo, tonto y estúpido, pero, un buen hombre de Dios sabiendo que la vida es autónoma y que tiene y que posee altibajos como todo en la vida secular de un ente que progresa o que tiene fracasos. David de la Fuente quedó como el mismo tormento cuando es la fuerza, la esperanza y más que eso la espera inesperada en dar un capricho exótico y una esencia autónoma en decir como infinita de veces -¨¡Ops!¨-, y el hombre cayó en cama y con el infortunio en decir que, sólo, piensa en la vil y tenebrosa muerte que lo busca como aquel ¨Fufú¨, y que lo atormenta en la vida con la gran mala suerte. David de la Fuente quedó en cama por unos días de enfermedad cuando, sólo, el tiempo, su Dios, y la buena suerte lo curó expresando que la buena suerte lo había curado de la enfermedad. David de la Fuente creyó en crear una editorial para poder subsistir en la vida como único sustento de dinero en la vida, pero, quedó todo en vano cuando fue en vano haber creado esa editorial cuando nadie confió en él como escritor.
David de la Fuente quiso ser en carne y hueso, uña y mugre para tener buena suerte. Aunque, David de la Fuente hombre alto, enclenque, lerdo, tonto y estúpido se aferró a la idea cruel de que la mala suerte está a su lado y no en los aciertos ni en los pocos éxitos de su pobre vida, sino en la frustración, fracasos y en lo infructuoso de un solo mal tormento. David de la Fuente repasa su vida y toda está llena de mala suerte, de fracasos, frustraciones y mal convenio porque el alma y el cuerpo no están de acuerdo en vivir y poder sobrevivir la vida llena de supersticiones y de mala suerte. La vida de David de la Fuente está totalmente llena de fracasos inconclusos, de ideas sin terminar y de caprichos sin concluir. Las supersticiones dadas en la vida de David de la Fuente han sido un gato negro que le cruza de frente, pasar por debajo de una escalera, tirar sal a la mesa y, por último, lo que le pasó romper un espejo y, David de la Fuente no supo cómo lidiar y cómo quitarse la mala suerte de su camino. David de la Fuente lo que hacía para quitarse la mala suerte de encima era echar sal hacia atrás y tirar agua afuera de su residencia para que la mala suerte no entre a su vida. La vida de David de la Fuente fue siempre el temor, el pavor y el miedo a vivir siempre con la mala suerte. David de la Fuente no era supersticioso, pero, la mala suerte le cayó encima como bomba que va a explotar. Las supersticiones para David de la Fuente será siempre no creer en ellas, pero, la vida juega un papel importante y es que nadie le puede ganar a la vida. La buena suerte para David de la Fuente no se ve llegar en bandeja de plata, en copas de vino o en las ilusiones que tenía en su cabeza sino que llegó más mala suerte que la misma mala suerte. La vida de David de la Fuente siempre será creer o no en la mala suerte y que siempre su vida será arraigada, adherida como imán y atraída hacia la gran mala suerte. David de la Fuente y sus supersticiones quedarán siempre presente en su vida porque fueron momentos importantes en la vida de éste hombre alto, enclenque, lerdo, tonto y estúpido, el cual, por tímido y por temer a la vida no triunfó sino que quedó en fracaso, frustración e infructuoso camino. La vida de David de la Fuente quedó abatida, tiroteada a tiros, devastada, adolorida, destruida y todo con la mala suerte. La vida para éste hombre que grita en el vacío -¨¡ayúdenme!¨-, pero, nadie escucha a un hombre frustrado, en fracaso y de infructuoso andar. El abismo para David de la Fuente fue siempre su propio instinto, su propio proceder y hasta su propio pensar cuando el tiempo y la vida juega un papel importante y es que nadie le puede ganar a la vida. La vida siendo experimental, con expectativas y experiencias donde nadie puede salir vivo y, más, con las manos llenas de éxito sino es por fuerza, voluntad y por haber tenido gran percepción de la vida porque o sino es que le ganaste a la vida. La vida añora, suprime, adhiere, amarra, encadena, pero, solamente tú podrás liberarte de esas cadenas cuando puedas saber que la mala suerte está, sólo, en tu cabeza. La vida para David de la Fuente es que nunca supo ni sospechó que la vida juega un papel importante y es que nadie le puede ganar a la vida porque no salen vivos de ella y menos con las manos llenas como si te llevaras todo al sarcófago y eso nunca lo entendió que la vida juega un papel importante y es que nadie le puede ganar a la vida. David de la Fuente está sentado en el sofá penitente, pensativo, cogitabundo, meditabundo, nauseabundo y taciturno pensando qué puede hacer porque ya el dinero se le acaba, se termina y finaliza lo que un día comenzó. David de la Fuente decide embarcar su vida en un navío hasta poder encontrar el trabajo deseado.
David de la Fuente cree que es su única oportunidad de poder encontrar trabajo. La vida para David de la Fuente ha sido infructuosa, abatida y llena de fracaso hasta que por fin decide en buen rumbo y dirección realizar entrevistas hasta obtener el trabajo que más desea. El escritor más infructuoso y más fracasado sale con papeles en mano de su residencia y entre esos papeles lleva la historieta que escribió no hace mucho titulada ¨Un Hombre que tiene Sed¨. Esa historieta es buena, aunque, otro la halla difundido, confundido y la halla hecho mal sin leer la historieta de David de la Fuente. La vida para David de la Fuente ha marcado trascendencia, autonomía y fuerza de voluntad por proseguir una vida llena de fracasos. La vida comienza, la vida no se detiene, la vida no transfiere, la vida no transmuta sino que petrifica lo que la vida es porque la vida juega un papel importante y es que nadie le puede ganar a la vida. David de la Fuente va en busca de un trabajo y lleva su resumé u hoja de vida a una editorial para editar libros, historias y novelas, pero, ésta vez, él va con el orgullo de perder ese trabajo y sin poder obtenerlo. Él, ya está acostumbrado a perder en la vida. David de la Fuente hace una entrevista magistral, expresa hasta lo que no ha hecho en la vida y, ésta vez, le otorga al director de la editorial la historieta titulada ¨Un Hombre que tiene Sed¨ y le deja la historieta para que cuando tenga tiempo la pueda leer. La historieta buena de David de la Fuente es una historieta excelente, no se asemeja a ninguna otra, no es un plagio, no es una obra de teatro, es la única obra de David de la Fuente. David de la Fuente se marcha de la editorial esperando ser llamado del trabajo que quería. La vida para David de la Fuente se llenó de temor, ansiedad, incierto porvenir y de triste convenio cuando el trabajo no se da aún ni lo llaman aún. La vida para David de la Fuente figura entre la verdad, la ansiedad y la frialdad de una mentira que vive a cuestas de la mala suerte. La mala suerte para David de la Fuente es y será su propio pensar cuando su propio pensar lo detiene, lo encadena, lo amarra y no lo sostiene en buena suerte para poder subsistir, ser feliz y sobrevivir en la vida. La vida de David de la Fuente es una vida temerosa, tímida y retraída, pero, un hombre sólo, alto, enclenque, lerdo, tonto y estúpido. La vida hace con él lo que le da la gana porque la vida juega un papel importante y es que nadie le puede ganar a la vida. Esa frase no la entiende David de la Fuente cuando el trabajo lo pierde y todo por aquella historieta llena de dolor, de ansiedad, de sedienta sed, de un hombre, el cual, yace muerto desde ultratumba y, eso no le agradó al director de la editorial porque no le otorgan el trabajo por ser tímido, lerdo, tonto, y estúpido. La vida para David de la Fuente desata un tormento, una ira, una impotencia cuando en el altercado frío se siente como un hombre frustrado, lleno de frustraciones, fracasos e infructuoso caminar. David de la Fuente cree que el ¨Fufú¨ le ha tomado más tiempo que cualquier fracaso en su vida. La vida para David de la Fuente es pernoctar y pernoctar, caminar y caminar sin saber y ni tan siquiera que ha perdido en la vida, pero, la vida juega un papel importante y es que nadie le puede ganar a la vida. David de la Fuente desea ser exitoso, tener buena suerte y sin fracaso, sin tormento y sin frustraciones que entorpezcan la vida. David de la Fuente irrumpe en un cruel destino y grita sin cesar en un abismo frío y precipitado -¨¡ayúdenme!¨-, la palabra frase que contiene mucho qué decir porque si dijera -¨¡fuego!¨- todo el mundo saldría a ayudarle. La vida para David de la Fuente es interponer su vida por una vida ajena de buena suerte. Y, ¿David de la Fuente cambiaría su vida?, más no se sabe lo que hará.
David de la Fuente no sabe qué hacer con lo poco que tiene de dinero desde el último trabajo. David de la Fuente indaga y le riposta a la vida acerca de la mala suerte que posee él mismo. Él desea saber del ¨Fufú¨ que le han hecho y que le han formado en su frustrada vida y en tantos fracasos en su corta, pero, larga vida. David de la Fuente, sólo, sabe una cosa y es que tiene mucha mala suerte y le indaga a la vida. David de la Fuente se imagina que lo que le pasa es un ¨Fufú¨ fuerte, una brujería, un hechizo o un mal de ojo por, el cual, él se aferra a averiguar. Él decide visitar a un espiritista cerca de donde él reside para averiguar y saber qué le sucede a él con tanta mala suerte. El mundo para David de la Fuente es impetuoso, fabuloso, pero, difícil y lleno de mala suerte. La vida para David de la Fuente comienza de cero a ver y a observar que el mundo es como es y que no es como él lo mira desde un punto de vista de perspectiva solapando y socavando en el interior como pasaje de ida y sin regreso. La vida para David de la Fuente sopesa en la forma en que él vive y llena de supersticiones yace en la memoria de vivir en la mala suerte. El espiritista recibe a David de la Fuente en su hogar, penetra hasta el fondo del pasillo y, ahí encuentra al espiritista sentado en un escritorio y el espiritista sintió con la cabeza que se sentara frente a él. La verdad fría, álgida y gélida como el viento que le expresa David de la Fuente al espiritista narrando toda su vida como hoja de vida, pero, siempre con la mala suerte en su vida. David de la Fuente queda petrificado, adherido y arraigado a los ojos penitentes que escucha con detenimiento toda su verdad, pero, el espiritista no entiende algo que es un hechizo, una brujería, un mal de ojo, un ¨Fufú¨ como él le dijo y cuando llegó a la palabra ¨Fufú¨ el espiritista lo mira detenidamente y le dice que… -¨Fufú es lo que hacemos nosotros, pero, la palabra me corroe el pensamiento…¨-. El espiritista mira a David de la Fuente fíjamente a los ojos y desde su interior camina la palabra ¨Fufú¨ como una brujería, un hechizo o un mal de ojo. El espiritista corrige la palabra, pero, no el problema. David de la Fuente cree que su mundo es pequeño al mundo del espiritismo porque no halla delito ni brujería alguna ni hechizo ni ¨Fufú¨ en su vida y le explica que él no es supersticioso, pero, que la superstición le llegó a él. David de la Fuente comprendió que por cada superstición son siete años de mala suerte y eso él no lo comprendió sino que prosiguió su vida sin tirar sal hacia atrás, sin echar agua fuera de su residencia por un espejo roto y eso fue lo único que lo pudo salvar y sin mediar palabra se fue de la residencia del espiritista. David de la Fuente fue pensativo por el camino. El espiritista no le resolvió el dilema a David de la Fuente ni le dio solución ni le resolvió el problema de la mala suerte que le aqueja, que le duele y que no resuelve, aún, pagándole su servicio. David de la Fuente se retira del hogar del espiritista sin encontrar solución alguna a su problema. Él de camino a su residencia da con una piedra con el pie y se le hincha el dedo gordo del pie, entonces, está en cama dos días consecutivos y es lo que le sucede a David de la Fuente. David de la Fuente petrifica la espera que su dinero y sus ahorros se terminan, no tiene trabajo, su historieta no funcionó y ya no tiene comestibles ni víveres para poder sustentarse. David de la Fuente perpetró sentado en el sofá convaleciente por dos días consecutivos por un golpe en el dedo gordo del pie por golpear a una piedra en el suelo al llegar a su residencia que visitará a una clarividente porque quedó dudoso de la reacción y del dilema sin resolver del espiritista que recientemente visitó por su mala suerte que le aqueja y le persigue en su vida diaria.
David de la Fuente decide, por fin, por no encontrar trabajo visitar a una clarividente para saber si le resuelve el problema o el dilema de la mala suerte en su vida. La vida converge, transita, transige e inconscientemente se debate en una furia, en una euforia y de impotencia sin poder resolver el dilema. La vida de David de la Fuente fue y siempre será poder averiguar acerca de la mala suerte que le converge en su diario vivir. David de la Fuente pregunta y pregunta en el vecindario de una tal clarividente que reside cerca de donde él reside para poder resolver su dilema de la mala suerte. La clarividente que visita David de la Fuente tiene una bola de cristal en el centro de la mesa para poder adivinar futuros, suerte, amor y dinero, lo que más desean las personas tener en la vida, pero, David de la Fuente no desea nada, sólo, desea saber y averiguar la mala suerte que tiene por consiguiente. La clarividente queda callada, pensativa, autómata y taciturna pensando en toda la vida de David de la Fuente. La única verdad es que David de la Fuente ya tenía conocimiento de ella cuando, solamente él se petrifica en el asiento de frente a la bola de cristal a la clarividente solapando toda la verdad. Éste hombre alto, enclenque, lerdo, tonto y estúpido con la única verdad y razón es que tiene los siete años de mala suerte por cada superstición en su vida que son siete años de mala suerte y él no lo entendía ni lo entenderá nunca hasta que pasen los años de mala suerte, pero, esperar los siete años para él es infructuoso como fracasada es su vida. La clarividente, sólo, lo mira fíjamente como buscando una alternativa, una resolución o una solución al problema de la mala suerte de David de la Fuente. La vida para David de la Fuente fue infructuosa, fue de fracaso en fracaso sin nunca tener el trabajo que anheló, sin tener una vida cómoda y eficaz en el tormento de laborar y vivir de ese sustento por ser un hombre alto, enclenque, lerdo, tonto y estúpido siempre sin notar que su rumbo ni dirección tomó la dirección correcta y sin saber ni tan siquiera sospechar que tiene los siete años de mala suerte supersticiosamente en su costado. La clarividente lo mira fíjamente nuevamente a los ojos esperando una respuesta eficaz, verdadera y certera, pero, él no entiende que son siete años de mala suerte por cada superstición. David de la Fuente, sin ser parco ni orgulloso, hábil ni ávido ni audaz, toma ventaja en ser un hombre nuevo, pero, la vida juega un papel importante y es que nadie le puede ganar a la vida sino hay manera en poder sobrevivir a la vida porque tú mueres y todo queda en la vida todos los éxitos y también fracasos. La vida juega un papel importante y es que nadie le puede ganar a la vida y ésto David de la Fuente nunca lo entendió ni lo vivió porque toda su vida fue un fracaso, de frustración y de infructuoso camino. La clarividente mira fíjamente nuevamente a David de la Fuente y le dice que… -¨escritor, ¡eh!¨-. David de la Fuente la mira con desconcierto y le dice que… -¨sí, escribí la historieta titulada ¨Un Hombre que tiene Sed¨, pero, no tuvo auge ni popularidad porque el director del periódico y la editorial no le agradó¨-. David de la Fuente creó un nuevo rumbo, una nueva dirección y fue crear una nueva editorial, pero, otra vez, el temor, el miedo y la timidez por abrir una editorial para editar historias, novelas, cuentos e historietas quedó en vano por el único temor de un hombre alto, enclenque, lerdo, tonto y estúpido y todo porque la vida juega un juego importante y es que nadie le puede ganar a la vida. David de la Fuente nunca entendió ésta frase tan importante en la vida del ser humano. Aunque, David de la Fuente lo pretende todo, nada se le concedió en la vida, por la timidez, debilidad y pavor que siempre le otorgó la vida al hombre alto, enclenque, lerdo, tonto y estúpido.
Aquel día que David de la Fuente visitó y acudió a la residencia de la clarividente en su hogar cayó un torrente de aguacero, lloviendo en el cielo gris y dejando una sola tempestad en la magia del cielo después de un candente sol. Y ese cielo de gris tormento eran las lágrimas de David de la Fuente cuando él nunca entendió lo que la vida depara, venera y sustenta a toda una vida forjando la idea que el sentido es fuerte y que la superstición también es fuerte. David de la Fuente no entendió jamás ni nunca que son siete años de mala suerte cuando en el afán de creer que la superstición es hecha para vivir con mala suerte. Ese día cayó un torrencial aguacero como un diluvio en el cielo tormentoso de ira y de grises lágrimas de un dolor sopesando que en su vida cae el terrible y más fuerte tormento. Y, David de la Fuente, antes de salir de la residencia de la clarividente creyó que era una bruja y ésa bruja creyó que fue un hechizo, un embrujo o un ¨Fufú¨ lo que tenía ese hombre alto, enclenque, lerdo, tonto y estúpido que nunca supo que son siete años de mala suerte por cada superstición en su vida. David de la Fuente abrió la sombrilla bajo el techo de la residencia de la clarividente y ¡zás! caminó acera abajo y senda abajo hasta lograr llegar a su residencia donde muere de un infarto fulminante porque abrió la sombrilla. La sombrilla que David de la Fuente abrió en la residencia de la clarividente fue la última superstición que le pasó. La superstición fue clara y evidente de que en la residencia de la clarividente tenía el embrujo, al hechizo y, más que eso, el ¨Fufú¨ de una sombrilla abierta dentro de la residencia. David de la Fuente murió a causa de un infarto fulminante dejando escrito en su escritorio una frase importante y una historieta titulada ¨Un Hombre que tiene Sed¨, y la frase más importante de todo ser humano debe de aprender y que dice así…¨La vida juega un juego importante, y es que nadie le puede ganar a la vida¨. Y así fue todo desde que David de la Fuente perdió su trabajo y estuvo en busca de un nuevo trabajo hasta que muere a causa de un ¨Fufú¨ con la sombrilla abierta dentro de una residencia. La mala suerte de David de la Fuente en su corta, pero, larga vida se enternece y sin calmar todo el mal sucedido desde que perdió a su trabajo como escritor y la vida se dedicó a ser como sólo la mala suerte sucumbiendo en un sólo trance que la mala suerte son de siete años de superstición. Aunque, David de la Fuente no era supersticioso la vida se encargó de enseñar que la vida juega un juego importante, y es que nadie le puede ganar a la vida. Un hombre alto, enclenque, lerdo, tonto y estúpido, sólo, quedó diciendo -¨¡Ops!¨-, por cada tropiezo en la vida de lo que le sucedió, pero, nunca entendió que la vida es la vida y que la mala suerte es por toda la creencia de la superstición. Todo aquél que cree en la vida y el que no cree también porque la vida juega un juego importante, y es que nadie le puede ganar a la vida…
FIN