-Amor de mi vida-
Pudimos serlo todo.
Pero nos quedamos
Jugando en la cornisa,
mordiendo el vértigo
Sin dejarnos caer
Nos buscamos a ciegas,
Encajando mirandas
entre tantas caras extrañas,
para abandonarnos
tras una caricia
para imaginar, quizás olvidarnos.
La esperanza nuestra
se nos escurrió como gatos,
en techos de casas ajenas,
Las baterías se nos morían
en los relojes colgados
de habitaciones vacías.
Fuimos tanto y tan poco,
un solo diluvio de un invierno.
nos labró la tierra virgen
donde hoy fluye nuestra sangre,
ese olvido que subestimamos.
y aquellas queridas soledades aprendidas.
Ahora te veo y me veo al espejo,
en un reflejo que no nos miente
y nos pinta relativamente felices.
Ahí vamos
Medio soñando
Medio despiertos.
En un tiempo que se parte,
como un reloj de arena,
que nos guarda entre el vacío
y esa erosión que nos arrastra.
Ahora quedamos esparcidos
como semillas al viento
vos por allá,
plantando banderas en la guerra
yo por acá,
regando fantasmas en la tierra.
Vos en el sur, yo en mi norte
Medio llevándonos, a rastras.
Medio perdiéndonos, a la suerte.
Y medio quitandonos el amor a patadas.
Te dejo aquí entre cada verso
para que podás encontrarte.
Por que existís
Tendida en algún pliegue del tiempo.
Y existimos como números primos,
como versos huérfanos de un poema
navegando en otra hoja, en otro folio.
-Existimos-
Vos en mi lápiz, en mi hoja…
Vos en la palabra de mi boca,
En mi tinta que aguarda en medio
De su tubo.
Yo en la palabra que duermes,
En el verso que no escribes
-Amor de mi vida,-
Ahí vamos todavía,
Danzando en la penumbra
con cuerpos a medias
Intentando recordarnos.