Marvin Ramirez

Perdón

Al despertar esta mañana, una palabra escapó de mis labios, un susurro cargado de remordimiento y anhelo: \"perdón\". Un perdón que nace de lo más profundo de mi ser, un perdón que he guardado por mucho tiempo, un perdón que necesito expresar.

 

Perdón por no escucharte cuando más lo necesitabas, cuando tus palabras eran un grito silencioso pidiendo ayuda, cuando tu voz temblaba con miedo y dolor. Cerré mis oídos a tu sufrimiento, ignoré tus súplicas y te dejé solo en la oscuridad.

 

Perdón por todo lo que has vivido, por las experiencias que te marcaron, por las heridas que aún no cicatrizan. La vida te ha tratado con dureza, te ha puesto pruebas difíciles y te ha arrebatado momentos de felicidad. No pude protegerte de todo el daño, no pude evitar que el dolor te alcanzara.

 

Te tocó crecer muy rápido, asumir responsabilidades que no te correspondían, enfrentar situaciones que te superaban. La inocencia de tu infancia se desvaneció demasiado pronto, reemplazada por la crudeza de la realidad. Te lastimaron en el proceso, te hirieron con palabras y acciones, te dejaron cicatrices que el tiempo no puede borrar.

 

Perdón por el dolor que has vivido, por las lágrimas que has derramado, por los miedos que te han atormentado. Sé que has sufrido en silencio, que has guardado tus penas en lo más profundo de tu corazón, que has intentado ser fuerte a pesar de todo.

 

Por las noches que te fuiste a dormir llorando, abrazando la almohada como único consuelo, deseando que el amanecer nunca llegara. La oscuridad se convirtió en tu refugio, el silencio en tu cómplice, la soledad en tu compañera.

 

Te pido perdón por ser egoísta muchas veces, por pensar solo en mí, por anteponer mis deseos a tus necesidades. Me dejé llevar por el orgullo, la vanidad y la ambición, olvidando lo más importante: tu bienestar.

 

Muchas veces, hice las cosas pensando en mí, buscando mi propio beneficio, ignorando las consecuencias que mis acciones podrían tener en ti. Fui imprudente, impulsivo y desconsiderado, causándote daño sin siquiera darme cuenta.

 

Te pido perdón por todo el dolor que te causé, por las heridas que abrí, por las cicatrices que dejé. Mis palabras fueron como cuchillos, mis acciones como puñales, mis errores como veneno. Te lastimé sin querer, te hice sufrir sin medir las consecuencias, te fallé una y otra vez.

 

Con mis palabras, o con mis hechos, te demostré que no era digno de tu confianza, que no merecía tu amor, que no valoraba tu presencia en mi vida. Te alejé de mí, te empujé hacia la soledad, te condené al olvido.

 

Hoy, al despertar, me doy cuenta de todo el daño que te he causado, de todo el dolor que te he infligido. Me arrepiento de mis errores, me avergüenzo de mis acciones, me odio por haberte fallado.

 

Declaro felicidad sobre tu vida, declaro paz sobre tu casa, declaro amor.

 

Ese amor que sana, ese amor que no pide nada a cambio, ese amor que solo sabe dar. Un amor que te llena el alma y te hace brillar desde adentro. Que inunda tu ser y se desborda en cada una de tus acciones.

 

Declaro bendiciones sobre tu familia, sobre tus sueños y metas. Que cada paso que des esté guiado por la luz divina y que cada día te acerques más a la plenitud de tu ser.

 

Quiero que seas feliz, que encuentres la paz interior y que vivas cada día con gratitud y alegría. Que la risa sea tu compañera constante y que la tristeza se desvanezca ante la fuerza de tu espíritu.

 

Que el amor verdadero llegue a tu vida y que la felicidad sea tu estado natural. Que la armonía y la paz interior sean tus compañeras constantes y que la luz divina ilumine tu camino siempre.

 

Recuerda siempre que eres amada, que eres valiosa y que tienes un propósito en esta vida. No te rindas ante las adversidades, no pierdas la fe ante los desafíos.

 

Levanta tu mirada al cielo y confía en que Dios  conspira a tu favor. Cree en ti, cree en tus sueños y cree en el poder del amor.

Por mi parte, yo le amaré en silencio, será nuestro secreto.