A Gustav Meyrink
En la vida
no todo puede ser
ají dulce y sufrimiento,
página lábil
que doblega mis rodillas rocosas
y mis pies de polvo sideral.
Con todos mis tejidos
arquetípicos a cuestas
ando que vengo y lucho
por mi anhelo de vida.
No me siento un monstruo
aunque lo parezco.
Acarreo lodo, ceniza,
cerveza y cantos de sirena.
Como un mal necesario
es vista mi ruina en el ghetto.
No todos los golems
somos taimados o bellacos,
algunos trabajamos como bestias
y no pedimos más que agua
y también, por qué no,
un poquito de sombra.
28/03/2025
OLLIN