Miró a la noche,
a través de sus colores,
más allá del temor,
su piel aún brillaba.
El insomnio ya no estaba,
había olvidado el resquemor,
vacío de sus dolores,
ahora era belleza y derroche.
”Mal de amores”,
diagnóstico para el gato fantoche,
que sin ningún dolor,
cerrando los ojos a su oscuridad se entregaba.