Sombras y Siluetas

Ella

Av. Córdoba y Carranza.
Las oleadas de frío me traen el olor de un estofado desde la moto. En ese momento, mi polera verde lima se tiñó de angustia y me abrazó un \"te extraño\", envolviéndome en su calor, en tu calor, y te recordé. 
Dulce, simpática, risueña y caprichosa. 
Yo llegaba del colegio y el olor de ese estofado hacía que me apurara corriendo por las escaleras. Me recibía Bizcocho, mi gato marrón. Corría a abrazarlo y sentarme con él a esperarte para comer. 
En esos recuerdos fugaces conecto con mi infancia desde la felicidad. Siempre que es así, es porque vos estás. 
Esa misma noche te soñé: venías caminando sonriente. Fue un segundo porque al verte desperté exaltada. La imagen fue tan real que por un momento creí que podía abrazarte, pero no fue así. 
Me desperté en mi cama fría, mis gatos aún ronroneaban y quise volver al sueño para verte una vez más, para sentirte, pero no lo logré. 
No sé si esta historia tenga un final, ya que aún no quiero aceptar tu partida. 
Hasta que la vida nos alcance, voy a recordarte en cada aroma de tus comidas.