Este negro me viste y me acompaña.
Es fértil en sueños,
me susurra e inspira.
Parece solitario,
pero en su seno duerme lo sagrado.
Está vivo.
Lleno de presencia,
de un recuerdo
que germina en lo profundo.
Sin este negro no hay nada.
Creo que lo es todo.
Porque todo lo abarca
desde la raíz más antigua
hasta la cima de la montaña.
Es silencio.
Es guardiana de la estrella
y de la semilla.
Debe ser útero.
Debe ser mi alma,
esperando a que la comprenda.
A que la escuche
en la noche eterna.
Este negro que me viste
es mi manto y mi portal.
La madre de todo nombre
antes de ser nombrado