Lord Gunth

PRISIÓN DE LA BASTILLA (1785)

Más grandes que la guillotina

de Robespierre en la Revolución Francesa.

Así eran tus ojos.

Más vitalista que Nerón

tocando la lira mientras Roma arde,

pedazo a pedazo, 

transeúnte a transeúnte.

Así era tu pelo.

Más erótico que cualquier novela

de Jean Genet, o poema de Ginsberg,

o de John Giorno, o de Kavafis,

o de Gil de Biedma, tú ya me entiendes.

Así era tu sonrisa.

Más obscena que cualquier programa

de entretenimiento de la televisión local.

Así era tu mirada

cuando me dijiste como un enorme

esteta pasota, joven bohemio con pipa:

“Paz, Hermano”

Mientras tanto una vieja

era atropellada brutalmente

en la plaza de al lado.

La verdad es que a veces

mataría por otros cinco minutos más

de felicidad (Andrés Calamaro dixit)