Isgo

Amore Morto qui parla

Aquí está tu poema con las correcciones que mencioné, ajustando puntuación, fluidez y pequeños detalles para reforzar su impacto:

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*AMORE MORTO QUI PARLA*  

Me levanto a medianoche.  
Enciendo la vela. Sirvo café en la taza que me regaló mi amada.  
Serenidad al compás del rocío y la niebla. Afuera, más bien, tiniebla.  

Hola, compañeros de tertulias y lágrimas nocturnas.  
Vengan conmigo a nuestro rincón. No hagamos ruido, que se asustan en la mansión.  

Otra vez yo, borracho de melancolía,  
embriagado de tu voz, empalagado de dolor.  
Sí… otra vez vos.  

Solo, con la pluma y la palabra,  
con pincel e inspiración.  
Escribamos juntos un poema  
para aliviar mi noble corazón.  

Abrí mis ojos añorando.  
¿Acaso despierto sigo soñando?  
Imagen de tu sonrisa y mi risa,  
reviviendo el reflejo de nuestra estrella en la brisa.  

Pensarás que estoy loco o soy un mal perdedor.  
No me importa. Yo me considero orgulloso,  
un leal amador…  
Nunca impostor.  

¿De qué sirve el lamento sin expresar  
o el anhelo sin suspirar?  
Fui guapo en la victoria  
y, sin verso ni prosa,  
simple poeta en la derrota.  

¿Sabías que hay pequeños cortes en la piel que se cierran y curan pronto,  
cuando otros, muy profundos, dejan cicatrices imborrables?  
Así también hay algunas relaciones sentimentales…  

¿Lo sabías?  

Nadie contesta.  

Te extraño, ex mitad.  

Nadie responde.  

Te necesito…  
de piel y sin velo.  
Quiero acariciar tu pelo.  

Vos, tan lejos en tiempo y espacio,  
mi todo... y mi casi nada.  
Eras mi luz… y mi oscuridad.  
Fuiste la esperanza y también la crueldad.  

Te llené de mimos y ansia.  
Vos me lo pedías sin arrogancia.  
Te di mi honor a cualquier precio.  
¿Y qué recibí a cambio?  
Un poco menos que desprecio.  

La inmadurez te ganó, y a mí, la ingenua fidelidad.  
Amarga, pero cierta realidad.  

_\"Perdón. Era joven. Lo siento si te lastimé\"_ , dijiste.  
Mujer sin tacto ni sensibilidad,  
ejemplo de decepción,  
y yo, devastado en mi prisión.  

Hoy camino perdido, sin dirección.  
No pido una brújula, un reloj u otra pasión.  
Me quedo en esta celda de hielo,  
con la ausencia de tu atención.  

Seguirte amando en secreto  
es un suicidio lento,  
un martirio ancestral.  
Me asfixia.  
No puedo respirar.  
Frustración real.  

¿Qué otra metáfora te mereces?  
No hay lenguaje que lo exprese,  
ni buen consejo o amigo que lo cese.  

La miel no tiene sabor,  
ni el eucalipto olor.  
Mi soledad ya tiene consistencia.  
Demencia o síndrome de abstinencia…  

El recuerdo sigue ahí,  
las fantasías no desaparecen.  
Obvio, sin intención.  
La melodía de tus latidos y caricias calma mi tesón.  
¡Reaccioná, hombre! Es contradicción.  

¿Y qué?  

Éramos uno. Felices de estar.  
Y no me arrepiento.  
Era dar,  
fue verdadero disfrutar.  

¿Por qué no estás?  

Nadie contesta.  

Un silencio ensordecedor  
marea mis pasos,  
sin razón ni dirección.  
Tierra de nadie, de confusión.   

¿Hasta cuándo, Dios?  
No aguanto más.  

Caí de nuevo en la batalla.  
Perdí la armadura y la cordura.  
Laberinto sublime, sin salida.  
Y una resaca de lo más dura.  

¿Dónde estás? ¿En qué fallé?  
¿Por qué te fuiste si no te lastimé?  
Siempre te escuché, cuidé y respeté…  

Dímelo. Soy valiente y creyente.  

No. Mejor seguí callada. Idealizada. Idolatrada…  

¡Basta! Fuera ya de mi alma y de mi ilusión.  
Ya no hay ningún tipo de unión.  
Devuelve mis llaves y mi timón.  

¡Madura!  
Tu invasión en mí avanza y perdura.  

No. No te vayas.  
No cruces el portal.  
¡No me dejes otra vez!  
Sos mi cura y locura,  
fragancia mortal.  

Ahora justo vino la lluvia, trajo rayos y truenos.  
Igual que aquel día…  
Tormenta letal.  

El café se consumió.  
Tu taza se quebró.  
Nuestra historia se borró.  
Desenlace fatal…  

El último poema en el humo de tu sombra.  
Irremediable final.  
Ya no tiene sentido,  
creo que esto es terminal…  

Fuiste muy especial y, sin querer, también criminal…  

Apagué la vela.