Con botas de hoja y casco de arena,
la hormiga trabaja de noche y de día.
Levanta su mundo con gran fortaleza,
tejiendo caminos de sol y alegría.
Su espalda es un barco que carga montañas,
su espíritu, un río que nunca se cansa.
Construye su casa con gran maravilla,
con puertas de tierra y techo de arcilla.
Mientras descansa la luna en el cielo,
ella aún corre con gran emoción.
Pues sabe que el mundo es un gran caramelо,
y el dulce se logra con dedicación.
Hormiga pequeña, gigante en empeño,
nos deja un mensaje que hay que escuchar:
los sueños se logran con pasos pequeños,
pero con constancia se llega al final
Rosa Maria Reeder
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