Soy la casa que tiembla
pero no cede.
El árbol que araña el cielo
mientras sus raíces sangran
en la tierra oscura.
Soy penumbra, sombra:
isla rota que flota,
faro sin luz que persiste
en guiar barcos fantasmas
hacia una costa desnuda.
Llueven cuchillos,
el viento miente tu nombre,
y aún así—
en el centro del huracán,
Me abrazobyo mismo para reanimarme.
No hay heroísmo en esto:
sobrevivir es desnudar el alma
y vestirla de cicatrices
que brillan como constelaciones
cuando la noche se cansa.
Emsoy el mar que se contiene a sí mismo,
la grieta que inventa flores,
el grito que muta en canción.
Con todo esté dolor grito \"¿dónde está mi Dios?\",
me señalo el pecho y digo:
\"Aquí\". Soy tempestad y santuario.
Naufragio y puerto.
Y te elijo, mi Dios,
aún sangrando que vivas en mi.
Las heridas son ríos que tallan paisajes nuevos, que no sé a donde me llevan.