No sé si es tu risa,
o cómo dices mi nombre,
pero el mundo se siente mejor.
Parece que el Señor
puso gran luz en ti.
De esas pocas personas
que solo con su sonrisa
pueden cambiarlo todo.
Poder escuchar tu risa
es algo hermoso,
como mil agujas dulces,
de esas que quisieras clavarte
en lo más profundo
para nunca olvidar ese sonido.