En el vasto lienzo de la existencia,
Donde las sombras danzan y la luz se despliega,
Hay un poder que late, un ritmo que me guía,
Un susurro en el viento que mi alma reconoce.
Soy un instrumento, una forma pasajera,
Un nombre que se desvanece en el olvido,
Pero en mí late un fuego, una chispa divina,
Que arde con la llama de lo desconocido.
Este poder superior, este misterio insondable,
Me lleva por caminos que no comprendo,
Me hace caminar por senderos de sombra y luz,
Y en cada paso, mi alma se renueva.
En su voluntad encuentro mi propósito,
En su guía, mi camino se ilumina,
Y aunque soy débil, aunque soy frágil,
En su fuerza encuentro mi verdadera esencia.
Así, me dejo llevar por su corriente,
Y en su sabiduría, mi espíritu se eleva,
Pues en su poder, encuentro mi libertad,
Y en su amor, mi corazón se aquieta.