Anhelo el camino,
de la búsqueda de lo que se esconde
más allá de la lejanía,
como si todo lo que necesito,
debiera estar en el exterior,
lejos de mí.
Recorro los senderos,
sigo las huellas de otros,
creyendo que el tesoro
está en el lugar equivocado.
Busco en lo tangible,
en lo visible,
en lo que brilla
como una promesa que nunca llega.
Pero, cada vez que me detengo,
cada vez que el silencio me envuelve,
siento algo que me llama:
mi propia voz.
Es una voz callada,
en el rincón más profundo,
donde el eco del mundo
no puede alcanzar.
Ya no quiero correr tras espejismos,
ya no quiero llenar mi vida
con lo que no soy.
Es en el silencio donde encuentro
la respuesta que no buscaba,
es en mi propio ser
donde la luz, por fin, ilumina..
Así que cierro los ojos,
y en mis adentros se abre una calle
que nunca imaginé.
Y allí, en mi propio ser,
sé que la búsqueda
no es de afuera hacia adentro,
sino de mí hacia mí mismo.
Y tal vez, al fin,
es allí donde encuentre
ese tesoro inesperado.
José Antonio Artés