Diminuto huracán de primavera,
eres un verso suelto en mi rutina:
tus ojos, dos lagunas de cielo sin bandera,
y tu risa, caracola que trae el mar a mi pupila.
Llegas como el alba tras la mañana fría,
pequeña aurora en zapatos, mapa de dulzura;
tu estatura, una estrofa que el viento repite,
tu voz, miel derramada sobre la niebla oscura.
Hoy tu ausencia es un libro con páginas en blanco,
Una oficina de desiertos sin oasis de tu aroma.
Hasta la luz se inclina buscando tu milagro:
¿Dónde está la tormenta de calma que no asoma?
Musa de tinta y de coraje,
yo quiero regalarte el vuelo de un suspiro:
que seas cerezo eterno, jardín sin equipaje,
y cada año, un latido que teje un nuevo giro.
Que tus ojos iluminen los sueños que hoy anidas,
y tu alma, faro breve, jamás deje de arder.
tempestad en cuerpo con magia del rey midas…
El mundo cabe entero en tu nombre de mujer.
Tu presencia es un pincel que desordena el silencio
Mientras tu recuerdo danza entre las hojas sepias
la máquina de la vida sueña con tu mano ligera
y el papel suspira por tu geometría especial.
@Marcos Reyes Fuentes
Cusco 01.042025.