Freddy Kalvo

Veintinueve abriles

Se vino luego el recuerdo

de aquella noche de angustias;

se vino, pese a los años,

que pasan como las lunas...

Se vino luego su nombre

grabado en la sepultura;

se vino, como el recuerdo,

que no se olvidará nunca.

 

Te fuiste, mas, te quedaste,

como el lucero que alumbra

las noches solas y frías

que a veces, son más oscuras.

Y vives en la memoria

pues nada de ti, se oculta,

si vives aquí en mis genes

y en mi sangre, tú me arrullas,

como el río cristalino

que cantando siempre cruza

por los valles y montañas

hacia el mar que bien lo acuna.

 

Son veintiocho los abriles

a los que uno más, se suma.

En total son veintinueve,

dormitando en una tumba

donde inscrito está tu nombre,

y tu nombre, no caduca,

porque Padre, Padre mío,

tu recuerdo en mí perdura...