De frente a mis ojos
el destino me mira desolado.
Mi carne de piedra
está llena de arrugas
que señalan inverecundas
el paso de los siglos.
Se ha plegado sobre mi cabeza
el barro seco
y la mica de granito
(alabastro no ritualiza).
El monstruo que me persigue
me devora los sueños
día con día
y de noche me espera
para aplastar mi duda
y, de a poco,
mi recuerdo.
OLLIN
17/09/2020