A la Madre querida.
Ay Madre mía, cuanto te quería.
Persigues mi memoria cada instante
me ayudas ha seguir siempre adelante
sin tu sombra, vivir nunca podría.
Álveo de mi ser, al que pedía
caricias, arrumacos por calmante
aunque sé, que mi sueño es delirante
te ruego que me des tal armonía.
En mis sueños recobro tus caricias
de avisos y consejos en mis sesos
sentir tu permanencia y las delicias.
Mamá, mis sentimientos son procesos
para seguir viviendo las albricias
que traen tus halagos y tus besos.