William Pérez Mederos

Jugábamos a ser otros

 

 

Jugábamos a ser otros.  

Robin Hood con una vara seca,  

Guillermo Tell con piedras  

y una fe que apuntaba sin arco.  

Éramos héroes…  

porque ser nosotros  

no bastaba.

 

En la finca  

la tierra tenía secretos  

y los muros no eran barreras,  

eran castillos, fortalezas,  

escondites de una infancia  

que no quería ser descubierta.

 

Corríamos más que el miedo,  

saltábamos como si el suelo doliera,  

y cada día era un capítulo nuevo  

donde el hambre y la ausencia  

no tenían líneas de diálogo.

 

Un día una chiva me tumbó,  

pero el dolor no fue  

lo que más me dolió.  

Lo que dolía era  

volver a ser yo,  

cuando el juego terminaba  

y la realidad no pedía permiso.

 

Jugábamos a ser otros…  

y quizás aún lo hacemos,  

pero ahora con otros nombres,  

otras máscaras,  

otras heridas bien peinadas.