Franjablanca

APRENDÍ

Aprendí a leer tus labios

con tus apuntes de braille

y aquellos consejos sabios

que me diste en aquel baile.

Cuando encendieron las luces

se nos cayó el tenderete,

y ahí comencé el destete,

dejé de gatear y anduve.

A veces me di de bruces

con el dios del desconsuelo

al caerme de una nube

de la que pendía tu risa,

y sin más ropa que el suelo

me levanté de esta guisa,

con mocos y sin pañuelo.