Ivan Salas

Que mi polvo sea poesía...

Si dejas tus pantaletas en mi sofá,
tu saliva en mi cara,
y tus ganas húmedas en mi almohada,
no pretendas que te olvide,
 
si dejas encendida la luz,
de esta habitación obtusa,
no pretendas que te apague,
de mi memoria abrasiva.
 
Si dejas colgado en mi closet,
el mejor atuendo de tu soledad,
 
si dejas tu labial,
en mi taza de café,
y en mi virilidad,
 
si dejas tu ansiedad descalza,
frotándose contra mis ganas,
de follarte de nuevo,
de fomentarte este comportamiento,
suicida de canciones,
patético de poesía,
solitario de pasiones,
 
no esperes que me aleje,
de tus besos calcinantes,
de tus nalgas infinitas,
de tus tetas perfectamente asimétricas,
 
porque me jodo cada día,
escribiéndote entre las piernas,
que soy tu descuartizador de penas,
tu francotirador de letras,
tu mercenario de poesías obscenas,
 
no pretendas por favor,
que te desprenda de mi,
de mis euforias,
de mis melancolías,
de mis cervezas baratas,
de esos besos de papel,
que se dan en los bares de humo,
de las playas infrahumanas,
 
no,

no pretendas de mí, nada,
nada más que amarte,
con toda mi entereza y eternidad,
hasta que mi polvo sea poesía.