Te llevaste mis ganas cuando dijiste que me amabas,
con esa voz, que sabía cómo quebrarme solo diciendo algunas palabras.
Me aprendí tu olor,
tu forma de abrazar, sin intención de soltar,
el peso de tu cuerpo, al dormir conmigo,
como si yo fuera tu hogar y no un lugar.
Extraño las veces que me mirabas,
como si el mundo fuera un suspiro,
y yo estuviera justo en el centro, esperando tus ojos vivos.
Extraño incluso cuando ya no me mirabas,
porque ahí supe que el amor, se puede ir en silencio, sin dar otra mirada,
sin romper la puerta.
Quise quedarme con algo tuyo:
una camisa, una carta, un beso sin fecha de vencimiento.
Pero me quedé con el vacío,
con tus \"te amo\" huecos,
con tus promesas haciendo eco, en una
casa donde abunda el silencio.