Puede que haya días grises,
quizá seamos daltónicos
y nos cueste ver tus colores.
O que seas apenas un punto
en un inmenso lienzo blanco…
pero siempre lográs hacerte notar.
Desde que llegaste a mi vida,
no dejo de pensar:
¿trajiste esa magia,
o simplemente me enseñaste a soñar?
Lo que sí sé,
es que no quiero que te vayas,
porque desde que estás,
hasta los días más grises
se tiñen de esperanza,
como si en tus manos
surgieran mezclas de colores
que yo nunca aprendí a usar.
Y si alguna vez vuelven las sombras,
sé que bastará con tu luz,
pequeña, sencilla,
pero suficiente,
para que incluso la tristeza
se vista de algo hermoso.
Gerald Flores