Me falta algo...
pero no se qué.
No tengo frío,
ni calor.
No siento dolor,
ni alegría.
No estoy cansado,
ni ansioso.
No conozco esta
dimensión.
No conozco este
cuerpo...
...y tampoco me reconozco.
Lo único que siento es...
la necesidad de recorrer
este sendero extraño
repleto de susurros de ninfa.
No sé como llegué,
pero tampoco importa.
Será un viaje
como cualquier otro.
Aunque eso sí,
me siento ligero.
Ya no cargo sueños, ni rencores,
ni amores, ni tristezas...
y eso me hace sentir tan bien.
Ahora no tengo que saber quien soy,
porque ya no soy nada.
Nada... nada... nada...
Solo soy una brisa en el viento,
un rayito de sol en la ventana...
y eso me emociona mucho.