A cualquier hora del día,
confundido en la multitud, en el bullicio
en el retiro, en el silencio,
desprevenido
y por personal complacencia
tomas asiento en un lugar cualquiera,
y dejas que tu mano dance libre
con lentitud o rapidez
con frenesí o con calma,
al acorde del torrente de letras,
que en creativa fusión
gestan seductores poemas.
Coalición de versos
que vagan libres,
por los extensos terrenos
del olvido y de las remembranzas,
de las inexperiencias y experiencias
de las mentiras y verdades,
de la felicidad y congoja,
del odio y del amor,
de riqueza y pobreza,
de compañía o soledad,
de la noche y del día,
de la lluvia y el sol,
del verano y el invierno
de hombres y mujeres
de niñas y niños…
de sueños y realidades.
Algunas veces,
al deleite del vino
y al calor de la chimenea,
en la cómplice compañía
de los sonidos del blues,
del Jazz, de la canción social,
del son cubano
y de extraordinarias sinfonías,
tu mano vibra con mayor fuerza,
tu imaginación
se vuelve más fecunda,
se dilucidan tus ideas,
se desnudan
y seducen al lápiz,
y en alianza perfecta,
acarician el papel,
dejando su imborrable marca,
marca que nace,
que crece y se introduce
por los ojos de quienes
se transportan por ellas,
y llegan a sus mentes
y dependiendo,
de su fuerza,
de su impacto,
de su brillo,
se graban
permaneciendo eternas …
o se olvidan
se borran …
Poeta
que a través de tus creaciones
experimentas una mutación
juegas sin límites con tu imaginación
revelas tus anhelos, tus quimeras,
sin importar la rima de tus versos,
caminas por lugares increíbles
hablas de cosas impensables.
Ahogas todos tus miedos,
manifiestas tus verdades sin enredos,
pierdes la razón,
sangra tu corazón,
lentamente mueres,
se da un milagro y revives.
Escribes lo que sientes,
lo que piensas,
inventas,
rememoras
disertas,
expones,
criticas.
El tiempo transcurrido en
tu acción
se eterniza
en tus escritos.
POR: ANA MARIA DELGADO P.