Si el llanto hablara
y el silencio bailara
entre la tela del lienzo,
su soledad, por fin, se vería reflejada.
Recordando lo difícil,
lo que duele sin cesar;
pues al dejar de soplar el amor,
su palpitar inmóvil quedó.
Ese artista que obra en soledad
busca ese último vals,
del cual se perdió, porque
la peste a su amor llegó.
En su castillo de cristal
su trayecto empezará;
aunque duela comenzar,
sus recuerdos ya no existirán.