Es caminar el crepúsculo a paso lento y dispar, vislumbrando un horizonte cercano.
Ya no importan las causas perdidas, ni hay nada que perder.
Brotan palabras trémulas pero sabias, a veces ofensivas... ante el inevitable avance de la sombra marginal.
Susceptible de engaños y menosprecio. ¡Cuidado! El ardid se manifiesta; está presente a flor de piel...piel que exhala el goce de la impunidad; esa impunidad que genera conjeturas sobre el sano juicio.
No hay oro que valga ni protocolos; no hay vanidad ni ambición; ni siquiera se pide comprensión.
Solo se pide algo tan elemental como, un poco de dignidad.