Las flores de una en una,
mientras las lágrimas caían.
El tañir de las campanas.
Velas con fulgor silente.
El cielo se abrió,
todo cambió...
Vacío total
como un campo
al que arrancan sus flores.
Su mirada gris clavada
en la santa sepultura.
A su espalda
una paz eterna
transmitía consuelo
y la observaba derramar recuerdos.
Fría reconfortable esperanza
en una pequeña brisa
recordaba que Dios existe.
Las lágrimas cayeron
sobre flores muertas.
El campo baldío reverdeció
y Él a ella susurró en su oído
la luz, la verdad y el camino.