En la cotidiana monotonía
hastiada y desesperada
nos vimos y la locura nos poseía
sintiendo esa fiebre acalorada
que a la razón la deja desvariada
del mundo nos ausentaba
sin poder nosotros comprenderlo
con sutilidad la pasión nos encarcelaba
y el deseo mas que contenerlo
nos embaucaba sin poder retenerlo
queriendo al instante sostenerlo
el tiempo se paraba y suspendía
y anhelando nosotros bien prenderlo
nuestro ser entero se sobrecogía
y con la mirada el pudor se desvanecía
preguntándonos nos hablábamos
y acercándonos con tonterías
mas que hablar esperábamos
el momento en el que acontecería
el contacto que a los dos nos uniría
juntándonos los dos con alegría
yo acaricie tu grácil cuello
en tu pelo mi mano se prendía
y la brisa meciendo tus cabellos
dio a tu rostro armonía y destellos
enajenados y sin convenios
y arrebatados sin espectáculo
mis dedos comenzaban el asedio
con la suavidad de unos tentáculos
que la ternura hizo en ellos su receptáculo
toque tu nariz, gentil triangulo
mis dedos se fueron deslizando
y formando un fugaz ángulo
en tus labios se quedaron jugando
y delicadamente retozando
absortos estábamos contemplando
el calido candor y su reflejo
y gratamente se fue manifestando
el sublime cenit del cortejo
el dulce beso vacío de complejos
de cerca los dos, mas que de lejos
en silencio estábamos hablando
quedamos mudos y perplejos
sonriendo y coqueteando
y locamente entre la nubes volando
el tiempo fue encadenado
en ese etéreo y acalorado momento
que enamoradamente despistados
nos besábamos con el apasionamiento
que nos quedaba a los dos sin el aliento
llego la separación, cruel infierno
y el mal de pasión con su dolor
el verano lo convirtió en invierno
la clara luz en oscuro color
y las fragancias perdieron su olor
dulce néctar parece la pasión
que tragada sin vacilación
produce la intoxicación
del mortífero veneno
del mal llamado amor
que solo es lujuria y sexo
el deseo sexual
en el buen matrimonio
acaba siendo fugaz
y el amor y su patrimonio
constante y puntual
nos libera del deseo erróneo
que nos aleja de lo espiritual