Saboreando el whisky como
un ángel blanco salido del cielo
o de las destilerías del ocaso.
El barman citando a Blake
y la escasa inspiración perturbando
mis deseos de escribir
un nuevo poema.
Y es que hay noches
en que las copas son imprescindibles.
Beber y revivir casi al mismo tiempo,
teniendo en cuenta el brillo
del cristal, o la bienvenida demencia
de la cual es imposible escapar.