Señora de mis ojos siempre dueña
en mis pupilas duermes permanente
a veces, muchas veces, descalza
en mi alma te adentras sigilosa
y en este rincón perdido del orbe
soy guardián de faro del fin del mundo
que te observa como a invisible navío
o como sirena cuyo canto no resisto.
A veces cuando te miras en el estanque
no sabes que bajo sus aguas te observo
si sabes que el cielo nocturno
en forma de mil estrellas te alumbra
en las tardes sin embargo espero tus versos
en mis neuronas tu esencia siempre me acaricia.
Todo tu verbo me asombra cuando resucita
eres canto de musa que mi vacío acompaña
nunca un abrazo, ni un vamos ni un te quiero
no importa! si tus versos benditos me acarician
solo en mis silencios muy cerca te imagino
solo mi palabra lejana te sonría
y esta brisa escrita alegre la distancia.